Para el sentido común hegemónico existe una sola forma de mercado en el cual se intercambian productos por dinero, pero otras formas son posibles. Los mercados territoriales no tienen una lógica mercantilizante de la producción, sino que apuntan a un comercio justo y solidario para lxs productores y consumidores y agroecológico. En un contexto de avance mundial de las derechas neoliberales, donde el alimento es una mercancía más, la cocina se transforma en un espacio de resistencia y transmisión de saberes.
