Testigo de la impunidad

Por Dirección de Medios UNDAV

El vicepresidente de Papel Prensa entre 1973 y 1977, Rafael Ianover, visitó en 2013 el programa Perfiles en la UNDAV, donde fue entrevistado por Mario Giorgi. Fallecido el pasado 15 de julio, a los 92 años, Ianover fue un testigo clave en el juicio sobre la apropiación de la empresa durante la última dictadura cívico militar. En septiembre de 2010, declaró ante la Fiscalía Federal de La Plata y echó luz sobre el traspaso de la empresa a manos de Clarín, La Nación y La Razón, tras un acuerdo político con el gobierno de facto. Posteriormente, en 2016, publicó el libro Papel Prensa, una historia oscura.

En 1977, Ianover vivió un momento límite al ser secuestrado por la patota de Camps. Así lo recordaba: “Primero, me detuvieron y me llevaron a una comisaría, no sé si en Lomas o en Banfield. Estando con los ojos vendados y las manos atadas, vino una persona, que yo no vi quién era, que preguntó: ¨ ¿Quién es? ¿Sajón? ¨. Ahí, realmente empecé a temblar porque yo ya sabía que Sajón, que era el secretario de Prensa del General Lanusse, había desaparecido y que el General Lanusse lo estaba buscando frenéticamente. Entonces, ahí pensé que realmente me iban a hacer desaparecer”.

Un plan orquestado para apoderarse de Papel Prensa había sido puesto en ejecución en aquel entonces. Ianover conocía los pormenores de aquella trama y los detalló en el aire de Radio UNDAV: “Empezaron a circular rumores de que el Sr. David Graiver manejaba algunos fondos de la subversión. Producido el accidente, o el atentado, en donde muere Graiver en México, el plan urdido fue cumplido al pie de la letra, porque empezaron a reclamarle a la viuda una suma de 17 millones de dólares por parte de los Montoneros. Entonces, la Sra. Lidia Papaleo, a pesar de los consejos que recibió de que no regresara a Buenos Aires porque las cosas estaban muy difíciles con el gobierno de facto, regresó con su hija y lo que se buscó era, de alguna manera, lograr que las acciones de Papel Prensa no entraran en la sucesión porque, si vamos al caso, en realidad todo el patrimonio que tenía David Graiver, a mi criterio, debía entrar en la sucesión. Ellos necesitaban que ese paquete accionario no entrara en la sucesión; entonces, por todos los medios, trataron de apoderarse de éste con presiones por parte del gobierno de facto y de la gente de los tres diarios. Lo lograron, finalmente, a un precio vil. Porque todo el paquete accionario fue adquirido en 8 millones y pico de dólares, pero eso valía mucho más”. 

Ianover veía cómo otros integrantes del grupo de 23 personas que estaban detenidas iban siendo liberadas, pero no sucedía lo mismo con él: “No me dejaban salir porque seguramente no querían que pudiera presentar ningún recurso de amparo para evitar alguna dificultad con la inauguración de la planta a nombre de los tres diarios. Me dieron la libertad con lo que se llamó libertad vigilada. Así que me pasé 16 meses detenido en gran parte en el Departamento de Policía y 12 meses más sin poder salir del ámbito de la Capital Federal”.

Su relato es contundente, al igual que la trama urdida entonces: “El 2 de noviembre de 1976, obligaron bajo presión a vender el paquete accionario. Pero en marzo del 77 detuvieron a la Sra. Papaleo y a las secretarias, etc., a todo el grupo Graiver. A mí me detuvieron el 12 de abril de 1977. Y, a pesar de que en agosto de 1977 el Consejo de Guerra me otorgó la libertad por estar a disposición del Poder Ejecutivo, recién me dieron la libertad a fines de agosto de 1978. Es decir, que estuve detenido un año más, presumo que porque la planta se inauguró el 1 de septiembre de 1978. Entonces, lo que procuraron –imagínese, el grupo Graiver estaba en la cárcel, todos estaban en la cárcel, yo también estaba detenido- es que no hubiese nadie titular o ex titular de acciones para presentar un recurso de amparo. Por eso digo que fue un plan orquestado para apoderarse de Papel Prensa”.

*Fotografías: Lautaro Hamra.

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