“Las culturas no precisan visa para cruzar de un país al otro”
Por Dirección de Medios
El reconocido cantante, compositor y guitarrista Daniel Viglietti, considerado uno de los mayores exponentes del canto popular uruguayo, fue entrevistado por el Director de Medios de la Universidad Nacional de Avellaneda, Mario Giorgi, en Radio UNDAV.
Al comenzar el diálogo, Viglietti hizo referencia a la influencia familiar que tuvo en relación a la música. “Yo tenía, por el lado materno, mi madre con el piano clásico y mi tío, José indart, con el piano popular, jazzístico, tanguero, folklorizante. Y por el lado de mi padre, la influencia de la guitarra, de la relación con el campo, del conocimiento del folklore”, señaló. En este sentido, al hablar sobre sus comienzos en la canción latinoamericana, consideró que lo influyeron algunos discos que le regalaba su padre de artistas, que también su madre elogiaba: Atahualpa Yupanqui. Además, agregó que la Revolución Cubana fue un hecho determinante: “Fue un impacto muy fuerte para todos, para mí también. Y allí es que aflora una canción, en el 61, que se llama Canción para mi América; Mercedes (Sosa) comienza a cantarla y esa vía es la puerta de entrada a la Argentina”.
Sobre sus actuaciones en nuestro país, Viglietti relató: “En muchos momentos que yo tomo algún ritmo que se vincula con la chacarera o con el gato, es hermoso cómo la gente participa palmeando y, como alguna vez me pasó, que salieron a bailar en los pasillos del teatro. Eso es una comunión mas allá de todo lo que significan las ideas, obvio que está latente en mi trabajo, pero también es una comunión hasta física, porosa, que la gente participe así, vivamente, de lo que uno hace”.
“Las fronteras político geográficas se dispersan cuando entra a funcionar lo cultural, y las culturas no precisan visa para cruzar de un país al otro. Entonces, la milonga no pide permiso para imponer su estilo uruguayo en Argentina, como la zamba argentina no pide permiso para ser cantada en Uruguay, o el candombe cruza y viene a Argentina en donde empieza a nacer un fenómeno posterior también en relación con el carnaval y ese tipo de música”, afirmó el cantautor uruguayo.
En otro pasaje de la entrevista en Radio UNDAV, Viglietti dio detalles sobre cómo forjó su relación con dos grandes de la pluma mundial en el exilio, como lo fueron Benedetti y Galeano: “Primero fue con Eduardo. Él estaba viviendo en Barcelona y yo en Francia, y se produce una invitación a un festival de teatro muy conocido, a cada uno por su lado. Y ahí decidimos mezclarnos, hacer algo juntos, y nació la experiencia que repetimos en varios lados. Él decía textos suyos, generalmente de libros que estaba escribiendo y buscábamos conexiones con canciones mías. Después me encuentro con Benedetti en La Habana, en el 78, y nos llega una invitación para ir a México a un acto en la UNAM, donde se nos pedía que él leyera poemas por su lado y a mí, por mi lado, dar un recital de música. Y empezamos a charlar como amigos y nos acordamos de una luchadora paraguaya llamada Soledad Barrett, que había sido secuestrada por una banda fascista siendo muy jovencita, viviendo en Montevideo exiliada. Mario me leyó un poema y yo tenía una canción que la canté y ahí se nos ocurrió hacer algo mezclando esto. Para no hacerlo como un hecho aislado, se nos ocurrieron otras combinaciones y ahí nació lo que se llamó después en disco y en muchos conciertos A dos voces”.
Por otra parte, Viglietti también habló de su aporte a la difusión de la música de América Latina en radio y TV: “Cuando me exilio empiezo a hacer programas desde París, que mando a una radio popular española, y después abro lo de Tímpano en Radio Nacional de España, a través de Radio 3. Eso después se instala en Uruguay, se difunde en Cuba, México, Chile y Argentina”. En cuanto a la experiencia del ciclo de TV Párpado, señaló que fue emitida en canal Encuentro y que espera retomarla.
El músico consideró que “la canción es un producto cultural” que “forma parte de todo un aparato que muchas veces es perseguido, censurado, casi la mayor parte del tiempo controlado, reprimido” y que, sin embargo, “insiste en hacer circular ideas, sentimientos que tienen la entrada prohibida al oxígeno ambiente”. En esta línea de ideas, Viglietti reflexionó: “En tiempos de anhídrido carbónico que se multiplica a tantas partes, yo veo que es una labor que hay que continuar. En ese sentido, estoy lleno de deudas. Cuánto tengo que hacer todavía para responder al esfuerzo de la gente que luchó, que dio la vida, que fue torturada. Yo apoyo genéricamente todo lo que tiene que ver con la memoria. Nunca terminaremos de desandar esa deuda. Cuántas canciones merece lo que estamos aludiendo”.
-Publicada en la edición Junio 2017 del periódico Con Información.