“ARSAT1 es un gran logro tecnológico de nuestro país”

Diego Hurtado es Doctor en Física, reconocido por su trabajo como historiador y divulgador de la ciencia argentina. Actualmente se desempeña como profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad Nacional de San Martín, donde dirige, desde 2002, el Centro de Estudios de Historia de la Ciencia "José Babini".

También es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas en el área de Historia de la Ciencia de América Latina del siglo XX, y docente en la Maestría de Política y Gestión de la Ciencia de la Universidad de Buenos Aires.

En entrevista con Mario Giorgi en su programa radial “Perfiles en la UNDAV” que se emite por una extensa  red de radios universitarias a lo largo y ancho del país, expresó: “El único momento en que existió una política tecnológica que entendió cuál debía ser el rol de la ciencia y la tecnología para un país como la Argentina fue entre 1946 y 1955. Lamentablemente no volvieron a existir políticas en ese sentido hasta el 2003. Sin embargo, nuestras universidades nunca dejaron de producir científicos muy buenos. Esto tiene que ver con que Argentina, a principios de siglo XX, logró consolidar un sistema educativo mediante políticas que le dieron un plus en comparación con otros países de América Latina”.

“Cuando se habla de ´soberanía satelital´ se debe entender en base a un contraste entre lo que pasa hoy y lo que se daba en los ´90. ARSAT1 es un gran logro tecnológico de nuestro país, es el primer satélite de comunicaciones argentino. Un aparato que está a 36.000 kilómetros de altura, recibe señales, las amplifica y retransmite. Hace posible que señales de video, voz, datos, lo que se llama telefonía IT, televisión satelital, lleguen a todo el territorio argentino. Gracias a este proyecto el país va a tener que planificar una política de comunicaciones, decidir qué servicios brindar… Esto abre un panorama interesante, incluso con ARSAT2 y ARSAT3, que estarán funcionando en 2015 y 2017 respectivamente, el sector privado va a tener un oportunidad importante porque el Estado va a licitar servicios como corresponde a toda área estratégica”.

“Desarrollar tecnología satelital implica un tipo de insumo que permite que muchas empresas crezcan. Empresas que una vez que aprenden a incorporar tecnologías, es decir, valor agregado en la elaboración de un satélite, se pueden diversificar hacia otros sectores. Y esta es una sana estrategia del gobierno”.

Referido a la historia de la empresa que logró darle forma al proyecto del satélite argentino, Hurtado agregó: “Un grupo de científicos y tecnólogos, a principios de los ´70, entendía que había madurez tecnológica para empezar a asistir a ciertos sectores de la industria brindándoles tecnologías. Pensaban que desde el sector público, desde la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), podía ser algo trabajoso, entonces decidieron crear una empresa de tecnología: INVAP. Empezaron sirviendo al plan nuclear, lo que hoy es la Planta de Enriquecimiento de Uranio de Pilcaniyeu fue uno de los primeros logros de esta empresa, ya por 1983. Luego, en sociedad con la CNEA, exportaron reactores nucleares de investigación a Argelia, Egipto, etc… En 2001 la empresa INVAP exportó un reactor de última generación a Australia. Esa fue una venta de 350 millones de dólares que utilizaron luego para mejorar sus instalaciones, creando laboratorios de punta. Esta empresa es la que hoy pudo construir un satélite como el ARSAT1. Ahí uno ve un modelo de empresario que entiende que además de ganar dinero tiene un compromiso con un proyecto de país, generar puestos de trabajo calificados y llevar adelante emprendimientos sustentables”.

Con respecto a las críticas recibidas por el ARSAT1, en las que se afirma que Argentina solo ensambló el satélite pero que las piezas eran todas importadas, el historiador reflexionó: “La capacidad que hoy tiene Argentina es de diseño, ensamble, integración, y fabricación de un porcentaje importante de los dispositivos necesarios para la elaboración de un satélite. Pero hay un proceso acelerado de desarrollo de ese conocimiento en empresas del país. Para eso sirve un satélite y una política espacial, para generar a capacidades en empresas nacionales que puedan, por ejemplo, fabricar equipos de radiofrecuencias para transmisión satelital”

 

Foto: Lautaro Federico Hamra.

*Nota publicada en la edición Noviembre 2014 del periódico Con Información.