“El pensamiento nacional no puede ser una galería de próceres establecida”

Horacio González nació en la ciudad de Buenos Aires en 1944. Es sociólogo, docente universitario y ensayista. Tiene publicados libros, ensayos e investigaciones, desde 2005 se desempeña como director de la Biblioteca Nacional.

En su visita a los estudios de Radio UNDAV fue entrevistado por Mario Giorgi en su ya tradicional Perfiles en la UNDAV, programa que se emite a lo largo de todo el país a través de una gran red de radios universitarias asociadas a ARUNA.

“Yo no tuve una familia predispuesta hacia la vida cultural, intelectual, universitaria. Fui el primer estudiante universitario en mi familia hace ya unos cincuenta años. Estudié en la Universidad de Buenos Aires cuando no había universidades en el Conurbano Bonaerense, la de Luján y la de Lomas de Zamora vinieron después”.

“No hay una memoria genética que te lleve al arte... No hay un determinismo ambiental, digamos, la familia predispone mucho. También puede ser que uno escape a cierto destino o camino obvio que se le insinue. En mi caso, hice el secundario en un comercial, aprendí a hacer balances, el debe y el haber, pero tuve la inquietud de que no quería ser contador público. Decidí irme a El Nacional”.

“En El Nacional se pueden ver los flujos que van y vienen de Rosas a Sarmiento, los últimos dos años del secundario los hice ahí. Eran años de plena agitación política, y me decidí por Sociología. En esa época me gustaba mucho la palabra Sociología, ahora ya no, veo que es presa de un cientificismo inadecuado. Veinte años después hubiese elegido Comunicación Social y hoy Crítica Literaria. Nunca estuve de acuerdo con someterme a lo que llaman ´orientación vocacional´, esos test que hacía la UBA que eran como la memoria genética...”

Referido a la actualidad política que vive el país Horacio González expresó: “La política de Derechos Humanos es la marca registrada de este gobierno pero hay otra quizá tan importante como es la apuesta a la construcción de figuras nuevas, por ejemplo Axel Kicillof. En las condiciones normales de cualquier país no aparece un Kicillof, con su particular forma de vestir, y se enfrenta contra los poderes de Nueva York. No es común que uno salga de la militancia universitaria y vaya directamente a disputar con el tribunal del Distrito Primero de Nueva York con el señor Paul Singer, uno de los multimillonarios más destacados del mundo”.

“Kicillof rompe con el ´cursus honorum´, esa carrera política tradicional. Se distingue por la vivacidad en la expresión y su audacia al meterse con los grandes poderes, jugando un poco con Keynes, con el marxismo, con la militancia juvenil…, y al mismo tiempo con un realismo del político tradicional también. Esa construcción extraña, esa mezcla de componentes en una paleta muy amplia de posibilidades es un poco lo que damos en llamar ´kirchnerismo´”.

A modo de conclusión reflexionó acerca de su trabajo en pos de la reconstrucción del pensamiento nacional: “El pensamiento nacional no puede ser una galería de próceres establecida. Dentro de la actual yo estimo mucho a Puiggrós, al primer Abelardo Ramos, a Fermín Chávez, etcétera; pero creo que en muchos momentos históricos cerramos ese canon excesivamente y hoy hay que abrirlo con urgencia. Esa apertura debe ser hacia la cultura universal. No podemos considerarnos en la cultura argentina sin el acervo de las grandes fuentes del humanismo universal y del conocimiento de la cultura universal y sin hacer de ese pensamiento nacional algo donde tengan que incluirse aquellos que reprobábamos cuando éramos un poquito más ingenuos”

 

Foto de Lautaro Federico Hamra.

Nota publicada en la edición Octubre 2014 del periódico Con Información.